Perfusión y Fijación

 Fijar un tejido es preservar sus características morfológicas y moleculares lo más parecidas posibles a las que poseía en estado vivo.

No existe un fijador universal, ni un método de fijación único. La elección depende de las características fijadoras que necesitemos y de las posteriores técnicas que se van a aplicar al tejido. Para una buena fijación influyen factores como la velocidad de la penetración y perfusión, la cual depende del tamaño y edad del animal, además de las propiedades químicas del fijador. A su vez se deben evitar los cambios post-mortem e impedir la formación de artefactos.

La Perfusión es el método de mayor utilización en animales de experimentación, ya que el líquido fijador es inoculado en el sistema circulatorio del espécimen, por lo tanto, fija en principio desde adentro hacia fuera de los órganos a estudiar, lo que da excelentes resultados cuando la técnica es realizada con éxito.

Hay dos tipos de fijación por perfusión: de gran circuito y de pequeño circuito. El primero, se realiza inoculando el fijador a partir del corazón (ventrículo izquierdo) por lo que la fijación ocurre en todos los órganos del espécimen. En la perfusión de pequeño circuito, el fijador se inyecta solo en una porción del animal, fijando solo la parte de interés para el investigador.